ETIMOLOGIAS
MÉDICAS
La palabra etimologías
proviene de dos raíces, una griega ETIMOS, que significa verdadero, y otra
latina LOGOS, que significa estudio; por lo anterior se deduce que las
etimologías es la ciencia que estudia el verdadero significado de las palabras.
Dado que las etimologías se encargan de aclarar el origen, la evolución, el
significado, la composición y descomposición de los vocablos, el uso correcto
de ellos, así como las leyes básicas de formación, transformación e
interpretación de los términos que más frecuentemente utilizamos en el campo de
las ciencias médicas, resulta evidente que es una materia que guarda estrecha
relación con cada una de las asignaturas que contempla la carrera de T. S. U.
Emergencias, Seguridad Laboral y Rescates así como de otras de la rama de las
ciencias biológicas. No escapa el uso de vocablos en las etimologías médicas
aquellos que por primera vez los anatomistas de la edad media, renacimiento,
etc., los cirujanos del siglo pasado, los fármaco terapeutas de la época
helénica, roma, árabe, etc., utilizaron, así como los actuales de las nuevas
ramas de la medicina como la fisiología, patología, embriología, bioquímica,
emergencias utilizan hoy en día. Partiendo de éste hecho y considerando que el
objetivo más importante del área habrá de ser “QUE EL ALUMNO ADQUIERA
SUFICIENTE HABILIDAD PARA COMUNICARSE MEJOR CON LAS PERSONAS QUE HABLAN Y
ESCRIBEN EL ESPAÑOL MÉDICO”, se organiza la forma de presentación de los
objetivos, temas y actividades de ésta asignatura para que los conocimientos
aparezcan entrelazados formando un todo unitario y complementando otros cursos.
CORRELACIÓN CON OTRAS MATERIAS Esta materia se relaciona con talleres de
lectura y redacción, comprensión del lenguaje médico que se le presentarán al
estudiante de la carrera. En lo futuro y con ello sabrá redactar y expresar con
mayor precisión todas las acciones que realice dentro del campo de la medicina,
o simplemente relacionará por simple analogía de los diferentes significados de
los vocablos médicos que se encuentren en cada uno de los libros de texto o de
los que llegarán a sus manos en lo futuro y con ello superará problemas
ortográficos o de dicción con mayor trascendencia. Es fácil descubrir el nexo
que las etimologías guardan con la literatura castellana y universal, ya que
por una parte le proporciona un panorama histórico y evolutivo del lenguaje, y
por otra le auxilia en la comprensión de tecnicismos que dicha materia emplea.
Entonces se deduce que las etimologías se relacionan con todas las materias.
En concreto, la etimología analiza
cómo una palabra se incorpora a un idioma, cuál es su fuente y cómo varían sus
formas y significados con el paso del tiempo. La lingüística comparativa permite reconstruir la
historia de aquellas lenguas antiguas que no dejaron registros directos, como
textos escritos, por ejemplo. La etimología, en estos casos, se basa en los
conocimientos aportados por la lingüística comparativa para inferir cuestiones
relacionadas al vocabulario.
Al estudiar la etimología, es
posible aumentar la comprensión sobre el significado preciso de las palabras,
ampliar nuestro vocabulario y perfeccionar la ortografía. Es importante tener
en cuenta que las lenguas viven
una inevitable evolución, lo que desemboca en que las palabras sufran
modificaciones y se adapten a cada momento histórico en el que son utilizadas;
cabe señalar que estos cambios no siempre son positivos o constructivos. El
significado que tenía una palabra hace un siglo puede ser muy diferente del que
posee actualmente, y lo mismo puede ocurrir en el futuro, hasta que el término,
por determinadas razones, deje de ser considerado vigente o necesario para la
comunicación.
Los estudios etimológicos señalan
que el castellano es
una lengua romance (una serie de idiomas indoeuropeos que derivan del latín
vulgar) y que sus impulsores fueron los romanos alrededor del año 200 a.C. Las
palabras del castellano, de todas maneras, tienen diversas fuentes; contamos
con términos que provienen del árabe (“ojalá”), catalán (“paella”), griego (“atletismo”),
francés (“pantalón”), inglés (“líder”), entre
otras tantas lenguas. Se trata de términos que fueron adaptados por el idioma
castellano hasta hacerlos propios.
La etimología de las palabras
esconde historias y secretos que ayudan a estrechar los
lazos que existen, o deberían existir, entre la persona y la lengua. Muchas
veces, en sus árboles genealógicos existen
sorpresas muy reveladoras, al menos para personas que nunca se hayan acercado a
un idioma a este nivel tan íntimo; por ejemplo, descubrir que numerosos
términos del inglés provienen del latín, resulta curioso al principio, sobre
todo considerando las diferencias de ortografía, fonética y
entonación que a simple vista separan a esta lengua del español o el italiano.
El término inglés accurate, por ejemplo, significa preciso, trabajado con
mucho cuidado, bien acabado, exacto, riguroso; a simple vista, tomando las palabras
castellanas dadas para definirlo, parece que no tuviera ninguna relación con
nuestro idioma, el cual sabemos que está íntimamente relacionado con el latín.
Sin embargo, en su etimología encontramos el término latino accuratus, el cual dista muy poco del primero y tiene
un significado prácticamente
igual.
Con respecto a los beneficios que el
estudio de la etimología puede brindar a una persona, independientemente del
mero placer de estar adquiriendo un conocimiento profundo de una lengua, sea la
propia o una extranjera, existe un impacto imborrable e incomparable al conocer
el pasado, el origen de un término, las historias que ha
vivido y las numerosas tierras que ha visitado hasta llegar a nuestro
vocabulario en la actualidad. Esto repercute en nuestra responsabilidad como
usuarios de las palabras; una vez adquirida esta información, ya no podemos
tratar al lenguaje como una combinación aleatoria de letras y sonidos, sino que
debemos respetarlo como un legado invaluable que la humanidad ha esculpido
durante siglos.
De alguna forma, así como revisar el
árbol genealógico de las personas resulta fascinante para muchos, existe una
sensación similar al buscar el trasfondo de las palabras, una sed de desvelar
sus pasados y de entender por qué tienen esa morfología, esos sonidos, para entender
finalmente que no le han sido asignados caprichosamente.
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